Nació en Buenos Aires el 1 de marzo de 1890; murió el 28 de enero de 1977, consagrado como “El inventor de La Boca”, como él mismo se llamaba. Benito Quinquela Martín fue el artista plástico argentino más popular, que legó un acervo de pinturas invaluables para la cultura argentina.
Su vida es una leyenda. Recién nacido, fue abandonado en la Casa de Niños Expósitos, Casa Cuna, donde vivió su primera infancia.
A los ocho años lo adopta el matrimonio Chinchella, él genovés y ella entrerriana, quienes tenían una carbonería muy modesta. Benito cursó dos años de escuela primaria y empezó a trabajar en la carbonería. De adolescente ayudó a su padre en el puerto, como estibador. “Los estibadores fueron el sujeto omnipresente en su pintura, un universo que conocía muy de adentro, como era esa esperanza del trabajo, y también el duro padecimiento que significaba”, explicó Víctor Fernández, director del Museo de Bellas Artes Benito Quinquela Martín.
El barrio de La Boca deslumbró al artista, porque congregaba italianos, japoneses, chinos, uruguayos, yugoslavos, griegos, turcos y negros.
El incesante trajín del trabajo del puerto; un paisaje que no se parecía a ningún otro de la ciudad junto al río; los entornos más agrestes de la isla Maciel y de algunas partes de La Boca, la arquitectura boquense y su brillante colorido marcaron el eterno romance entre La Boca y Quinquela. La obra del pintor de espátula se reconoce en el período pictórico por la originalidad de su técnica. Con un estilo naturalista, la temática giró, sobre todo, en torno a los barcos y las labores del puerto.
De su prolífica producción, entre sus obras más conocidas se cuentan “Buque en reparación”, “Presidente Fragata Sarmiento”, “Elevadores a pleno sol” y “Mañana impresionista”.
Fue un artista autodidacto, por lo cual la crítica no siempre le fue positiva. Sin embargo exhibió sus obras en el país y en el extranjero; vendió varias y otras tantas las donó. Con el beneficio económico realizó varias obras solidarias.
Fue muy querido en el barrio; actuó como un protector de las artes y fundó el Café Tortoni para que los artistas difundieran sus obras. En 1933 compró terrenos que donó al Estado para que construyera instituciones dedicadas a la difusión del arte y a obras sociales. En uno de esos terrenos se erigió la Escuela Museo Pedro de Mendoza (hoy Museo de Bellas Artes de La Boca), que fue decorada por el propio artista.
Junto a Xul Solar, Emilio Pettoruti, Lino Eneas Spilimbergo y Antonio Berni, Quinquela Martín fue uno de los protagonistas de la renovación de las artes plásticas a partir de la década de 1920, que fructificó en una edad de oro de la pintura argentina.